Por Georgina Palencia
Si hay una frustración que conozco es esa: leo y comprendo, pero escucho y no. La conozco por ser también aprendiz de otras lenguas, y porque tengo muchos años dando lecciones de español como segunda lengua, y esa es una frustración constante de los alumnos, e incluso de quienes se acercan para aprender español.
A ver, vamos a tratar de comprender por qué. Ya antes en este mismo blog he publicado artículos razonando sobre eso, puedes leer esto. Pero aquí quiero hacer un panorama más claro, específicamente sobre la complejidad de los dialectos y las variedades que conviven en una misma lengua y que son hablados por diferentes comunidades, también de una misma lengua, y que definitivamente es lo que complejiza aún más tu comprensión oral.
Aclaro: comprensión oral. Porque, aunque la comprensión escrita (la lectura) y la comprensión oral (la escucha) son dos habilidades de recepción de mensajes y no de producción son muy, pero muy diferentes.
Llamemos al español lengua y definámosla así:
lengua – Sistema lingüístico plenamente definido, con alto grado de nivelación, y que es un vehículo de comunicación de una cultura diferenciada (Diccionario de la Lengua Española).
Pero resulta que, por ejemplo, los habitantes de las islas Canarias suben a la guagua igual que los chilenos, en tanto que los hablantes del español en la Península Ibérica lo hacen en autobús, como yo que soy venezolana. Hablamos español, pero con dialectos diferentes.
dialecto – Variedad de una determinada lengua que se distingue claramente de aquellas que se emplean en otras zonas geográficas y que no alcanza la categoría de lengua (Diccionario de la Lengua Española).
Pero también resulta que, por ejemplo, mi querida suegra, venezolana de 88 años, amante de la lectura y por lo tanto con un habla del español culto admirable, definitivamente usa una variedad muy diferente de la mía, porque también la lengua puede presentar en sus manifestaciones concretas, lo que llamamos el habla, diferentes variedades debidas a distintas causas que se producen en el proceso de comunicación. Les hago una listica para que tengan una idea:
Tenemos variedades diacrónicas: que es la lengua que cambia con el paso de los años.
Además, hay variedades geográficas o diatópicas: que se producen debido a las distinciones de las zonas geográficas: el español de México D.F. no es exactamente igual al de Chihuahua, o el de Caracas que al de Maracaibo, mi ciudad.
Las variedades sociales o diastráticas (sociolectos): son las que se derivan de un deseo de uso perfecto de la lengua (culto), de un uso más elemental (coloquial), de la baja cultura del hablante (vulgar), de pertenecer a una profesión o a un grupo social determinado (jergal). También tienen que ver con el sexo, la edad, el nivel de estudios, la profesión…
Finalmente, las variedades diafásicas (estilos o registros): que son más personales del individuo y se deben a la situación del emisor, al tema, al canal, a los interlocutores. Porque no usamos las mismas palabras, ni siquiera la pronunciación según estemos con amigos, profesores, padres…, o en la iglesia, en la universidad…
Así que ¿cómo es posible enseñar un español que incluya toda la diversidad existente, tanto dialectales como de las variedades?
La variedad que se enseña regularmente en las clases de español es lo que llamamos norma panhispánica, que es una variedad paraguas, supra territorial, realmente un tanto falsa en términos de coloquialidad. Es la variedad que usan los hablantes públicos cuando saben que hablan para audiencias distintas y distantes, y es la única manera de que esa audiencia se sienta parte de esa forma de habla y no excluido. La variedad usada en los doblajes de películas o por los actores de doblaje. La de los locutores de canales globales.
Y resulta que esa norma panhispánica guarda mucha cercanía con la escritura, porque la escritura no cambia tan rápidamente ni tiende a ser tan local como sí lo es la oralidad. Es por eso que a los hablantes de segundas lenguas se nos hace mucho más fácil la comprensión escrita que la oral.
¿Qué hacer? ¿Conformarnos con esta batalla dramática de comunicación oral?
¡No! Hay maneras de romper un poco esa barrera y acercarnos. Y eso es lo primero: acercarnos. La tendencia frente a la incomprensión es: alejar el cuerpo de la fuente que escuchamos, bloquear los oídos y decir: no puedo entender. Es lo primero que debemos cambiar por: -acercar el cuerpo, abrir -imaginariamente- los oídos, y decir: quiero entender.
¿Y qué podemos hacer las escuelas para contribuir con ese acercamiento a la realidad del habla? Y es lo que hacemos nosotros en @spanish.perfecto :
-Usar un programa en el que se exhiban diversas variedades, especialmente en sus audios y videos.
-Tener profesores de diversas nacionalidades que se intercalen durante los cursos.
-Dar información léxica y lingüística en general sobre las diferentes variedades.
-Generar actividades de intercambio oral entre hablantes nativos y no nativos.
-Mostrar respeto a todos los dialectos y variedades.
Podemos tener gustos sobre un dialecto u otro, bien sea por la sonoridad o su carácter funcional. En nuestra escuela de español en Houston, muchos estudiantes quieren aprender más sobre modismos mexicanos pues mantienen relaciones comerciales con ese país. Otros prefieren tenerlo con España pues aspiran a pasar una temporada allá. Y entonces les servimos más recursos que le sean útiles.
Lo que debe prevalecer en nuestra enseñanza es que el español es uno, aunque en él convivan diversos modos de decir, es una cultura lingüística que nos acoge a todos sin discriminación y que una vez que él, nuestro estudiante, ingrese a esa comunidad, no querrá salir jamás porque es tan rica como la riqueza de sus variedades. Si tú, estudiante, has comprendido esto, nos comprenderás a todos.